Conocido como ‘el árbol de la vida’ por su longevidad y su verdor permanente.

Al género Cupressus se les llama comúnmente Ciprés. Aunque es difícil concretar el número de especies existentes estaríamos hablando de entre 16 a 25 especies. En este artículo nos centraremos en el Cupressus sempervirens, ese donde en muchas leyendas ubican a los espíritus inmortales, por eso es considerado un árbol sagrado para esas culturas.

Casi siempre asociado a lo funerario y los cementerios tiene para muchos mala fama, pero con total seguridad verás a esta conífera diferente cuando termines con la lectura de este post.

Hablar de este ciprés es hablar de muchas culturas y tradiciones, en cada lugar tiene un significado, a nosotros nos gusta hablar de él como un símbolo de hospitalidad remontándonos a las villas romanas donde se plantaban cómo símbolo de ella. Cuando viajas a La Toscana los encuentras flanqueando sinuosos los caminos de entrada a las villas. Siglos atrás cuando se viajaba era una suerte encontrar una casa donde comer o alojarse, se cuenta que un ciprés significaba que podías obtener agua, dos agua y comida y tres, además de agua y comida, alojamiento. En Japón y China simbolizan longevidad, incorruptibilidad y pureza. Para los cristianos el ciprés significa la Resurrección, porque sus ramas se elevan al cielo, dando la bienvenida a la vida eterna, por eso los encontrarás en los cementerios o camposantos.

El Cupressus sempervirens es un árbol cuyas raíces bajan rectas al subsuelo, no se expanden ni destrozan nada a su alrededor por lo que son ideales para plantar pegados a los muros y para crear espacios muy elegantes con una gran sensación de quietud en laberintos. En jardinería está considerado como uno de los elementos que mejor evoca el paisaje mediterráneo y es muy utilizado por su crecimiento rápido, además de por su altura que le proporciona gracilidad y elegancia. También por su resistencia a los vientos salobres, es muy utilizado en zonas marítimas como barrera cortavientos y al admitir muy bien la poda es muy usado para hacer setos y crear barreras visuales y cortavientos.

Frutos de Cupressus sempervirens

El origen del Cupressus sempervirens

Es un árbol que ha sido muy cultivado desde la antigüedad por eso es difícil determinar su área de distribución original, pero se le supone nativo de la Cuenca mediterránea oriental (Irán, Siria, Chipre).

Sobre la etimología, del nombre latino ciprés se dice que deriva de Cyprus (Chipre), de donde es nativo y crece de forma silvestre. Sempervirens, del latín, significa siempreverde.

Pertenece a la familia de las Cupresáceas. Popularmente se le conoce más por ciprés, cupresus, ciprés sempervirens, ciprés de cementerio, ciprés común, ciprés italiano…

¿Cómo es el Cupressus sempervirens?

El Cupressus sempervirens es una especie arbórea de hoja perenne, muy longevo, se conocen ejemplares de más de 500 años, y puede llegar a medir los 30 m de altura. La forma de su copa aunque puede ser muy variada, globosa, cónica e irregular, la que más conocemos es la forma piramidal.

El aspecto general del árbol es de un color verde intenso. Su corteza es finamente estriada de un color pardo grisáceo. Sus hojas de un color verde oscuro mate, opuestas, que se solapan apretadamente como pequeñas escamas de pez y en ocasiones en el dorso con una glándula resinosa, que cubren por completo las ramillas.

La floración suele aparecer entre finales de invierno hasta la primavera y carece de valor ornamental. Es dioico, en el mismo árbol encontramos flores masculinas y femeninas. Las masculinas de color amarillo aparecen en el extremo de las ramillas son conos muy pequeños, que cuando fecundan a los femeninos que aparecen en conos axilares de color verdoso, estos últimos dan lugar a frutos que botánicamente se llaman estróbilos y tienen forma similar a una piña. Son de un color pardo grisáceo y una forma elipsoide. Estos frutos tardan en completar su desarrollo casi dos años, es cuando maduros sus escamas se abren y liberan las semillas pequeñas, planas y con alas estrechas.

Rama del Cupressus sempervirens

Cuidados del Cupressus sempervirens

Vive mejor a pleno sol, aunque puede estar en semisombra. Es un todo terreno, superresistente y capaz de soportar heladas, sequía, viento, contaminación y hasta la falta de mantenimiento. A la hora de su plantación sí que debemos tener cuidado con sus raíces para no dañarlas porque ellas sí son muy sensibles.

El Cupressus sempervirens se puede desarrollar en todo tipo de suelos porque es muy rústico. El idóneo es un suelo calizo con muy buen drenaje, que no sea salino. En condiciones de precipitación excesiva si el suelo debajo de la planta no está lo suficientemente bien drenado, el ciprés morirá porque no tolera el encharcamiento.

Es una planta que soporta bien la sequía. Lo que no soporta es el encharcamiento, así que lo regaremos cuando lo plantemos hasta que esté bien implantado con moderación, aumentando algo el riego en períodos calurosos como el verano, pero siempre recordando que es mejor menos que más. Cuando es adulto normalmente no se riega salvo que el verano sea muy seco.

Podemos abonarlo regularmente con un abono para coníferas. Este abono es especial para la nutrición de este tipo de plantas. Las coníferas suelen manifestar problemas asociados a carencia de magnesio (principalmente en años secos) que inicialmente se aprecia en un amarilleo de la punta del follaje.

El Cupressus sempervirens tolera mal el trasplante y no necesita de poda, salvo que requiera una de cura o recomposición. La poda la aguanta muy bien, no obstante se utiliza en setos, por lo que para esa poda decorativa se realizará en otoño hasta mediados de invierno.

El ciprés se reproduce por semilla o por injerto.

Seto de cupressus sempervirens

Plagas y enfermedades del Cupressus sempervirens

Este es el apartado más temido por toda persona que quiera tener una nueva especie, pero el Cupressus sempervirens es un árbol muy resistente, aunque no está exento de sufrir los efectos negativos de alguna plaga o enfermedad.

Es sensible a lo que se conoce como Seiridium, la seca del ciprés, que podemos evitar si aplicamos fungicidas de forma preventiva. Es más habitual en Cupressus sempervirens plantados en macetas. Ataca las hojas que se tornan amarillas y caen.

El Cupressus sempervirens también es propenso a plagas como la del pulgón, el barrenillo o escarabajos de la corteza y la cochinilla . Todas ellas si controlamos bien el riego y el abonado y realizamos algún tipo de tratamiento preventivo, las mantendremos a raya.

Si lo cuidamos bien, seguramente nos sobrevivirá porque está considerada una planta muy longeva, que puede llegar a vivir cientos de años.

Curiosidades del Cupressus sempervirens

Se dicen muchas cosas sobre este ciprés:

  • Muchos lo llaman ‘árbol egoísta’ por la sombra recta que proyecta que se mueve como si fuera la manecilla de un reloj de sol.
  • En la antigüedad su madera era muy apreciada, se decía que nada la podía pudrir y los vikingos la utilizaban para construir sus barcos. Se dice que el Arca de Noé fue construida con este ciprés.
  • Este ciprés es conocido como el ‘camello de los árboles’ porque es capaz de soportar la más larga de las sequías.
  • Es símbolo de perseverancia y resistencia debido a su condición de perenne, porque se mantiene igual a pesar del paso de las distintas estaciones.

Sin duda, todo aquel que se considere una persona hospitalaria tendrá un Cupressus sempervirens en su hogar.

Idiomas »