Se la conoce de forma coloquial como Oreja de liebre o Salvia amarilla.

El Phlomis fruticosa es apreciado en jardinería por su atractivo ornamental y su resistencia a condiciones adversas. Es muy utilizado en xerojardinería, ya que es muy apto para formar cubiertas densas, en parterres y en borduras. En rocallas a pleno sol, o en suelos pobres y pedregosos, es ideal.

En la jardinería de costa, es muy útil ya que admite bien la influencia marítima en cuanto a sequía, brisa marina y salinidad. Sus flores amarillas son un punto focal en el paisaje muy atractivo durante la primavera y el verano.

El follaje perenne y rugoso de un color verde oscuro es aromático cuando se toca, lo que añade una dimensión sensorial adicional en jardines y paisajes durante todo el año. Sus hojas arrugadas aportan una textura interesante al paisaje y se utilizan para crear contraste en la composición de plantaciones.

Funciona muy bien en balcones, patios y terrazas donde luce espléndida en macetas y jardineras.

El origen del Phlomis fruticosa.

El género Phlomis spp.incluye unas 100 especies de arbustos originarios de la región mediterránea. Su área de distribución natural abarca varias regiones del sur de Europa, incluyendo países como España, Portugal, Italia y Grecia. En este artículo nos centramos en la especie Phlomis fruticosa, pero también son conocidas otras especies como Phlomis italica, Phlomis russeliana, Phlomis lycia, Phlomis samia, Phlomis lanata, Phlomis chrysophylla, Phlomis lychnitis, Phlomis maroccana, Phlomis purpurea, Phlomis cypria, Phlomis viscosa

Pertenece a la familia de las Lamiaceae, conocida también como la familia de las labiadas. Esta es una familia botánica que incluye plantas aromáticas y herbáceas, como la menta, la salvia, el romero y la lavanda. Esta familia es conocida por sus hojas opuestas, tallos cuadrados, flores bilabiadas (con dos labios) y en muchas especies, un aroma característico debido a la presencia de aceites esenciales en las hojas y flores.

El Phlomis fruticosa, es también conocido como Oreja de liebre, Salvia amarilla, Flomis, Salvia de Jerusalén, Candilera, Orejas de burro, Jara rizada… creciendo sobre suelos rocosos en sitios abiertos y soleados, incluso como espontánea.

Phlomis fruticosa, flor

¿Cómo es el Phlomis fruticosa?

Estamos ante un arbusto tormentoso perennifolio de forma redondeada y compacta. Su porte erguido, muy ramificado desde la base alcanza una altura de hasta los 1,5 m. Sus ramas son leñosas.

Las hojas de Phlomis fruticosa son de color verde oscuro, lanceoladas, rugosas y arrugadas, de aproximadamente 5 a 10 cm de longitud, dispuestas de manera opuesta en las ramas. Este follaje es aromático, cuando se tocan las hojas emiten un aroma agradable.

La floración del tiene lugar de marzo a julio, aunque según condiciones climáticas locales puede variar. Espigas verticales de 10 a 20 cm de altura se distribuyen a lo largo de las ramas y allí se desarrollan las flores. Cada espiga puede tener numerosas flores.

Estas flores son vistosas y atractivas. Son tubulares, similares a las de una salvia. Su color varía desde un amarillo pálido hasta un tono más dorado o amarillo-anaranjado. Estas flores son hermafroditas (tienen órganos reproductores tanto masculinos como femeninos).

Después de la floración, llegan los frutos que son pequeños aquenios de forma ovoide de un color marrón claro. Estos frutos son secos y contienen una sola semilla en su interior. Esta semilla es relativamente pequeña y tiene la capacidad de ser dispersada por el viento o mediante la ayuda de aves o insectos.

Cuidados del Phlomis fruticosa.

Se trata de una planta con muy pocos requerimientos y de muy fácil implantación. Su ubicación para que crezca de forma compacta debe de ser a pleno sol. El Phlomis fruticosa aunque tolera temperaturas bajas, una helada persistente no le iría bien, al igual que un viento excesivo cuando la planta es joven.

En cuanto a suelo, aunque se le da bien cualquier tipo, prescindiremos de los suelos ácidos que son los que peor le sientan. El ideal y preferido es aquel terreno ligero y calcáreo, con una buena capacidad de drenaje, ya que esta planta no tolera el encharcamiento de las raíces. Si plantamos el Phlomis fruticosa en maceta, esta será profunda, además pondremos en la base una buena capa de grava o arcilla expandida y utilizaremos un sustrato para arbustos o plantas de exterior. Es importante mantener un pH ligeramente alcalino o neutro en el sustrato para que la planta se desarrolle de manera óptima. El trasplante siempre se efectuará en primavera y otoño.

Partiendo de que es una planta resistente a la sequía, su riego será moderado, siendo conveniente que el sustrato se seque algo para aportar el próximo riego. En la época más calurosa necesitará más hidratación, siempre sin encharcarla.

El abonado de Phlomis fruticosa puede ser beneficioso para promover un crecimiento saludable y una floración vigorosa. Pero antes del abonado debemos asegurarnos de que la planta esté bien regada, ya que la fertilización en suelos secos o deshidratados puede dañar las raíces.

Antes de que la planta inicie su crecimiento activo, en primavera la abonaremos y si deseamos fomentar una floración más abundante, también lo haremos en verano, siguiendo las instrucciones del fabricante para la cantidad y la frecuencia de aplicación. En otoño e invierno que la planta entra en reposo vegetativo, no la abonaremos. Podemos utilizar un abono líquido equilibrado para arbustos o plantas de exterior con una relación equilibrada de nutrientes 10-10-10. También podemos optar por un abono orgánico, como compost o estiércol bien descompuesto, que enriquecerá el suelo y promoverá su crecimiento, regando después de su aplicación para que este abono llegue a las raíces.

Durante la temporada de floración, podemos recortar las flores marchitas para promover una floración continua y mantener un aspecto más limpio y ordenado. Pero el Phlomis fruticosa no requiere podas drásticas ni regulares. Su belleza radica en su forma natural y en su capacidad para mantenerse saludable sin mucha intervención. Sin embargo, la poda ocasional de formación o mantenimiento es útil para mantener su forma y vitalidad, así como para promover la floración continua. La poda debe realizarse con cuidado y moderación para no dañar la planta.

La reproducción de esta planta se realiza mediante esquejes de tallo a finales de verano o de invierno. También a partir de semillas sembradas en primavera o en otoño.

Plagas y enfermedades del Phlomis fruticosa.

El Phlomis fruticosa es una planta muy resistente que tiende a ser menos susceptible a plagas y enfermedades en comparación con muchas otras plantas. Sin embargo, como con cualquier planta, no está completamente libre de posibles problemas.

En cuanto a enfermedades, por condiciones de alta humedad, serían los hongos como el Oidium y el Mildiu los que podrían aparecer causando manchas blancas o polvillo en las hojas. A nivel radicular en suelos mal drenados o con exceso de humedad, el Phlomis fruticosa podría verse afectado por problemas de pudrición de la raíz. Para prevenir esto es importante evitar riego excesivo y que el suelo tenga buen drenaje. En caso de tener que tratarlo se utilizaría un fungicida.

En el aspecto de plagas, los pulgones y los trips serían los que pueden afectar las hojas y brotes tiernos del Phlomis fruticosa. El daño generalmente no suele ser grave y se controlaría con un insecticida.

En general, el Phlomis fruticosa es una planta resistente y de bajo mantenimiento.

Idiomas »